Con varias investigaciones en contra y evidencia de las consecuencias nefastas que provocan tanto en el suelo donde se siembran como en los seres vivos que entran en contacto con ellas, las semillas de Monsanto sufrieron un duro revés luego que el gobierno de Polonia decidiera prohibir su uso en el país.
Por medio del Ministro de Agricultura polaco, Marek Sawicki, se anunció hace unos días que la variedad MON810 de maíz quedaba oficialmente prohibida en el país europeo, luego de varias protestas por parte de apicultores y activistas locales que exigían su remoción.
Polonia se suma así a una oleada europea que en los últimos meses ha frenado la presencia de Monsanto en los cultivos del llamado Viejo Continente. Apenas el 9 de marzo pasado Bélgica, Gran Bretaña, Bulgaria, Francia, Alemania, Irlanda y Eslovaquia rehusaron respaldas la propuesta de Dinamarca para permitir la siembra de transgénicos en Europa.
En el caso de Francia, además, recordemos que a finales de febrero un tribunal acuso de envenenamiento a Monsanto en perjuicio de un agricultor francés.
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Monsanto en el mundo
Corporaciones agroquímicas transnacionales como Monsanto, Bayer, Syngenta, Pioneer y Dow Agroscience tratan de controlar la agricultura del mundo, y en particular al maíz, y a través de la promoción de variedades de semillas transgénicas.
Los planes de Monsanto son convertir la producción agrícola y alimentaria mundial en un gran experimento genético, totalmente dependiente de sus semillas patentadas. Económicamente, Monsanto ha tenido grandes éxitos, pues ha demandado a innumerables agricultores que han sido contaminados con su semilla. Sin embargo, su expansión se ha detenido en el mundo gracias a los países que la han prohibido, sobre todo de la Unión Europea, donde está prohibida la siembra de algunas variedades de maízces transgénicos, como el MON810.  

Las cosechas transgénicas de todo el mundo representan menos del uno por ciento de la superficie total cultivable. El 85 por ciento de los cultivos modificados genéticamente se concentra en solo tres países: Estados Unidos, Argentina y Canadá. Hasta el momento solo se cultivan comercialmente cuatro productos: algodón, maíz, soya y canola.  

México se ha vuelto blanco de estas empresas que pretenden liberar sus variedades de maíz transgénico. El campo mexicano representa un gran negocio para la industria. En países donde se ha autorizado el cultivo de maíz transgénico se ha demostrado su imposible coexistencia con variedades convencionales, nativas y orgánicas. La contaminación transgénica de un centro de origen y diversidad genética de un grano representa el monopolio total del mismo. Por eso, es fundamental que la cuna del maíz no permita la siembra de maíces transgénicos...